Preocupada volteaste la cabeza hacia Feliciano por saber que habías hecho mal.
- Es que… Bueno, él es muy amable con las mujeres, pero si se le lanzan tan rápido enseguida se corta y no sabe que hacer.-te confesó el hermano menor Vargas encogido de hombros y armando un mohín de preocupación.
- ¡Estúpido!-saltó ante eso Romano alzando los brazos.-¡no digas eso delante de la gente, maldito!
Corriendo, el chico se acercó al pobre Feliciano y empezó a estrujarle de la garganta con las dos manos con intención de… ¿ahogarle? Feliciano jadeaba en el suelo teniendo a éste encima de él. Gritaba de vez en cuando “Alemania… Alemania”.
Te quedaste mirando un tiempo, petrificada donde estabas, asombrada de ver aquella escena que tan súbitamente había roto el amor que habías sentido por ambos hermanos los cuales ahora no eran más que dos animales. Esperaste minutos, pero ellos siguieron allí, hasta que Romano se cansó y se fue corriendo, avergonzado quizá de que le hubieras visto de esa forma. Feliciano había sido tan apaleado que el pobre se había desmayado y yacía en el suelo inconsciente con un rostro (te dio pena reírte) bastante gracioso.
En fin, no había otra que marcharse de allí. Aunque antes dejarías al pobre Feliciano tumbado en el sillón al menos, para que no tuviera dolor de espalda cuando despertara (si se percataba de ello. Comparado con el resto de dolores no le daría mucha importancia).
Las disputas de hermanos son peligrosas, no las provoques o puedes morir owoU o pueden morir ellos xDU

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