lunes, 4 de enero de 2010

Rusia- Juego Hetalia NO MIRAR, IR A JUEGOS Y LEER DESDE EL PRINCIPIO

Al final optaste por entrar en aquella puerta. La curiosidad por ver lo que había dentro de ella era mucho mayor que el resto. Sabías que dentro estaría Rusia y que, sin duda, podía ser el personaje más emocionante y excitante de todos.


No siempre podría una ser testigo de haber visto un ruso tan sexy, y más de cabello gris y rostro tan dulce.



Una vez pasaste el pasillo oscuro, llegaste al interior de la sala iluminada. Te quedaste congelada en el sitio al ver como ésta estaba decorada. Sino fuera porque sabías que Ivan tenía la libertad de tunear la habitación a su gusto, hubieras pensado que todo aquello formaba parte de un hospital. El joven ruso había puesto camillas por todas partes, en compañía de bandejas medicinales y cortinas verdes que se suelen usar para tapar a los pacientes.


En medio había una camilla especial de color negro, con correas incluso para atar a la víctima. Iluminada por unos grandes focos del techo, estaba a su lado el ruso de sonrisa bonachona, que sustituyendo su usual gabardina gris, llevaba una bata de médico.


- Hola, me llamo Ivan.-te saludó con cierta alegría.



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En su mano había una… ¿tubería? Intentaste deducir por qué un médico podría llevar algo así pero no llegaste a ninguna conclusión.


- H-hola.-saludaste dando varios pasitos hacia delante.



Quién diría que lo ibas a ver vestido de médico. A pesar de llevar la bata y la apariencia, aún continuaba con la bufanda en el cuello. Quizá ibas a vestirte de enfermera y él iba a ser tu superior, y aprovechando su rango abusaría de ti.



“Ohh” colocaste las manos en tus mejillas suspirando de la excitación. Que juguetón podía llegar a ser Rusia, te daban ganas de que te achuchara y que te hiciera tuya en cualquier momento.


- Ven, túmbate. Vas a ser mi paciente.-te comentó sin borrar su sonrisa, señalando hacia la camilla del medio que estaba a su lado. En aquel momento los focos de la luz de arriba hicieron una extraña sombra en su rostro haciéndolo aterrador.



Te dio un escalofrío por todo el cuerpo y tus ilusiones se borraron con el viento al saber que ibas a ser “su paciente” y no su enfermera. Con las piernas temblando llegaste a la camilla y te tumbaste muy, muy lentamente, mirándole mientras de reojo por ver como te miraba. Él simplemente sonreía, con ojos incluido.



Bueno, sabías como era Rusia y la difícil personalidad que tenía. Es más, era aquello lo que te había incitado a verle, a parte del deseo de ver lo que había debajo de esa gabardina. Intentabas convencerte de que Ivan, después de todo, no podía sentir ningún tipo de rencor hacia ti, que tú no habías hecho nada de lo que él pudiera vengarse.



- Ivan…-le llamaste cuidadosamente.- ¿Qué es lo que vas a hacerme?


- Oh, no te preocupes.-te respondió enseguida esbozando aún más la sonrisa.-tan sólo voy a operarte.



Abriste tanto los ojos que a punto estuvieron de salirse de tus cuencos. Estabas tan en shock que no sabías que hacer. Ivan ya cogía las correas con intención de sostenerte fuerte en la camilla y así hacer contigo lo que quisiera.



Iba a matarte… O iba a destriparte. Algo iba a hacer con tu cuerpo que empezaba a temblar de pies a cabeza. No podías evitar pensar que aquello sin duda podía pasar perfectamente por una escena de alguna película de terror protagonizada por un psicópata.



Era hora de decidirte, si te sostenía ya no podrías dar vuelta atrás. Con firmeza…


- Te levantaste rápidamente y te alejaste de él. Le dirías que tan sólo querías pasar un rato, que no querías que te operara, no hacía falta.


- Cerraste los ojos y te dejaste atar. Confiabas en que Ivan no fuera del todo sádico, aunque más bien no había nada seguro a lo que sostenerte, tenías fe ciega en él.

1 comentarios:

Scourge the hedgehog dijo...

yo eligiera la opcion dos con tal de pasar un rato con el.

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