martes, 5 de enero de 2010

juego, solo mirar desde el principio en juegos

Y no podía faltar la mirada llena de supremacía que le hiciste. Venga, tampoco era tan malo estar atado a la pared, no debía llevar mucho tiempo y era una soberana tontería dejarle en libertad teniendo una oportunidad así.

Al arrojar la llave, Kiku abrió sus ojos oscuros más de lo normal. Escuchó tu pervertida propuesta y su ceño se frunció levemente.

Bien, no ibas a quitarle las esposas, pero lo de la boca, ¿por qué no? Tampoco te gustaba hablar sola y no estaría mal escuchar su voz. Kiku tenía una voz muy cálida y tranquila. Le quitaste el pañuelo de la boca con cuidado de no hacerle daño pues su pelo era tan fino y liso que con facilidad se enredaba con tus dedos y con la prenda.

Una vez el pañuelo cayó al suelo, el japonés tuvo la libertad de hablar sin embargo tardó en hacerlo:

- ¿Por… Por qué no me liberas? - terminó preguntándote con dificultad como si fuera embarazoso hacerlo.

- Oh, es que te ves tan mono así.-le confesaste con sinceridad. Cogiste la parte del kimono que se le había deslizado y se lo volviste a poner de modo que estuviera de nuevo tapado, aunque aquello había tenido doble sentido, tus dedos aprovecharon para rozar.

Japón tuvo un escalofrío por el cuerpo al notar tu mano. Volteó la cabeza de forma que no le pudiste ver más el rostro.

- Vamos… ¿Estás muy incómodo así? Solamente intento hacer divertida la situación.-comentaste mientras sacabas la lengua de forma picarona. No habrías dicho eso a otra persona, pero era Honda Kiku y sabías que era muy fácil de controlar en ese aspecto.-Tan sólo tienes que hacer algo para que vuelva a coger la llave y así te libere.

No te dirigió la mirada, pero giró la cabeza y pudiste ver su rostro de perfil. Estaba pensando en lo que hacer o decir, se le veía muy concentrado. Hizo otro movimiento y los chirridos de las cadenas volvieron a resonar.

- ¿Qué es lo que tengo que hacer?- terminó preguntando. Por su tono podías notar que se había rendido.

¿Tan fácil había sido dominarle? Kiku era demasiada buena persona, tanto que los demás abusaban de él en cuanto podían. Te vino de repente un sentimiento de culpabilidad, ahora que estaba tan dispuesto no estaría mal desposarle. Era tener demasiado mal corazón seguir con aquel juego, el japonés no se merecía tan mal trato. A veces siendo tan tierno y fácil de coger era cuando más pena le daba a uno y más difícil eran de conseguir los propósitos deseados. Cogiste las llaves y le liberaste con cuidado. Al hacerlo, enseguida…



- Le cogiste y lo besaste en los labios.

- Lo alzaste y te disculpaste por lo que habías hecho.

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