- está bien, te perdono.-Dejó pasar varios minutos más de silencio y añadió:-Sin embargo, deberás ser consciente de tus consecuencias.
Te cogió de la muñeca y sin previo aviso te arrastró con paso rápido hacia la habitación que desde un principio viste al llegar.
Ésta continuaba igual, armoniosa, iluminada (a diferencia de la que habíais estado hacia un momento) y relajante.
Kiku se arrodilló en el suelo siguiendo las costumbres orientales y se tapó con el kotatsu como era debido. Tú intentaste imitarle de la mejor forma posible. Una vez ambos sentados le miraste con gesto de interrogación, cuestionándote cuáles serían esas dichas consecuencias.
- Primero…-empezó a decir con severidad en su gesto mientras alzaba el dedo índice.-Habiendo medido el tiempo en el que me has dejado de tal forma supongo que entenderás que es lógico que mis expectativas hacia tu persona no sean del todo positivas y que, evidentemente, sospeche sobre tus actos y por lo tanto, tenga varios métodos de defensa hacia ti para que situaciones similares no vuelvan a cometerse ya que…
Una vez su boca se abrió, ésta no paró de hablar y hablar diciendo una y otra vez cosas muy similares que al final dejaste de escuchar. Tu mente se desconectó y con la mirada perdida en un punto fijo parecía realmente que le estabas escuchando, así que Kiku no paró en ningún momento su discurso.
Así terminó tu cita, con un discurso de una hora y media y con un “adiós”, “no lo vuelvas a hacer" y un dedo alzado con reproche.
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